El auto-engaño, una forma de sobrevivir


El autoengaño no es una falla de carácter ni una mentira deliberada.
Es un mecanismo que usamos cuando la verdad sería demasiado pesada de admitir.
A veces nos contamos historias para seguir funcionando, para evitar una ruptura, para anestesiar un miedo o para proteger una parte nuestra que todavía no está lista para ver las cosas como son.
El problema es que el autoengaño nos sostiene por un tiempo… pero después se vuelve cárcel.
La salida empieza cuando podemos ver, sin castigarnos, la distancia entre lo que decimos y lo que realmente sentimos.
La verdad que evitamos mirar
Qué pasa:
Hay verdades que duelen: un vínculo que ya no funciona, un trabajo que nos apaga, un hábito que nos lastima. Preferimos mirar para otro lado.
La salida:
Nombrar la verdad en voz baja. No toda de golpe. Un pedacito. Lo que se puede hoy.
La verdad pequeña abre camino a la verdad grande.
Historias que nos contamos para sostenernos
Qué pasa:
“Estoy bien”, “ya va a cambiar”, “no es tan grave”. Pequeñas narrativas que calman el miedo.
La salida:
Preguntarte: ¿esto que digo es realmente así, o lo digo para no moverme?
La honestidad amable (no cruel) rompe el encantamiento del autoengaño.
La identidad que defendemos aunque ya no nos quede cómoda
Qué pasa:
Nos aferramos a quién fuimos: fuertes, exitosos, indispensables. Y cuando ya no nos sentimos así, inventamos excusas para no enfrentar el cambio.
La salida:
Entender que soltar una identidad no es perderse: es crecer.
Podes cambiar de piel sin dejar de ser vos.
El miedo a las consecuencias reales
Qué pasa:
A veces no aceptamos la verdad porque tememos lo que trae: decisiones, conversaciones difíciles, pérdidas.
La salida:
Hacer un inventario honesto: ¿qué pasaría de verdad si dejo de engañarme?
La mayoría de las veces lo que imaginamos es más grande que lo que ocurriría.
Ver sin juicio
Qué pasa:
Cuando nos damos cuenta del autoengaño, aparece culpa.
La salida:
Tratarte como tratarías a alguien que queres: con paciencia. Ver sin castigarte.
La claridad aparece cuando hay menos miedo a mirarte.
Contacto
Escríbeme para compartir ideas o dudas.
hola@comprender.com
© 2025. Todos los derechos reservados

